Un hombre va conduciendo con su mujer de copiloto, cuando en el trayecto lo detiene un policía.
El policía se aproxima al vehículo y el hombre le pregunta: – ¿Cuál es el problema agente?
– Usted conducía a más de 80 kilómetros por hora en una zona donde el límite eran 60, le responde el policía.
– No, señor. Todo lo más, iba a 65 kilómetros.
La esposa interviene: – Pepe, por favor… Ibas a más de 80, que yo lo vi.
(El marido le lanza una mirada fulminante a la mujer.)
El agente prosigue: – Además le voy a multar, porque uno de los faros de atrás está roto.
– ¿Cómo que está roto? No puede ser – responde el conductor.
– Vamos, Pepe. -apunta la mujer- Llevas semanas con el faro roto.
(El marido vuelve a mirar con mala cara a su mujer.)
– También estoy viendo que no lleva puesto el cinturón de seguridad. Le pondré otra multa por eso – sigue el policía.
– Es que me lo quité cuando paramos y usted venía hacia el coche – le dice el hombre.
– Ay, Pepe… Tú casi nunca te pones el cinturón – corrige la mujer.
El hombre no aguanta más. Se vuelve hacia la mujer y le grita: – ¡CÁLLATE!
El policía interviene: – Señora, ¿su marido suele gritarle así?
La mujer responde: – No, sólo cuando está borracho.